viernes, 3 de noviembre de 2023

¿Sabes de esas veces donde lo tienes todo pero aún así no tienes nada?

Y es que anhelo las veces donde puedo sentarme a escribir tranquilamente sin la presión del mundo en mis hombros.

Cuando soy solo yo y es suficiente… Y no necesito aparentar, y no necesito más que mis palabras.

Porque a veces me olvido de mis propios sentimientos y solo dejo que la vida fluya sin mirarme en retrospectiva.

Así que empiezo a meditar… en mis acciones, en mis pensamientos. Y solo quiero dejar que mi corazón sea quien grite hoy. Liberarme de los silencios. Soltar las cadenas del duelo… Solo soltar.

Pero ¿será verdad que el tiempo sana? Porque han pasado veinte años y aún no olvido.

Aún mis dedos recuerdan las palabras con las que describo el dolor, la tristeza y la vulnerabilidad de mis emociones.

Así que aún no lo tengo claro. Pero me gustaría averiguarlo. Cuánto tiempo debe pasar para sanar… Para sentirme completa. Para no necesitar desahogarme con un blog sin lectores.

Hay cosas que no cambian

 Creo que intentando encontrarme me perdí un poco. A veces leo cosas que escribí hace mucho tiempo y me siento en el mismo estúpido lugar.

Y es que sin ti todo se siente tan monótono…

Porque cada entrada te sigue perteneciendo, cada lágrima, cada desvelo.

Siento que necesito tanto que me digas que estoy haciendo las cosas bien… Porque sino, no me lo creo. Dudo de mi, de mis capacidades, de mi manera de amar, de sentir. ¿Seré muy sensible? ¿Es normal necesitarte tanto? ¿Sentirme tan malditamente perdida desde que no estás?

Sin ti me lo cuestiono todo, y quizás contigo también. Y es que nunca lo sabré.

Y ¿sabes? recuerdo bien las canciones que escuchaba cuando te fuiste, y los poemas que escribí a esa edad, y los sentimientos que me guardé porque era “la pequeña que no entiende nada”. Pero claro que entendí. Entendí perfecto que te fuiste para siempre.

Que ya no tendría tus consejos ni tus retos, que no tendría tus risas, ni tus bromas. Que no tendría tus cambios de humor, ni tus locuras a media noche. Y es que extraño lo bueno y lo malo. 

Y quizás en eso me parezco un poco a ti. O quizás quiero parecerme, quiero encontrarte en mi.

Es que mamá, no quiero olvidarte. 

No quiero defraudarte. 

Y aunque no quiera admitirlo, quizás estarías un poco decepcionada de mi. Pero ¿cómo puedo hacerlo bien sin ti? ¿Cómo seguir sola, sin ti a mi lado?

Sé que entenderías que es difícil, pero no puedes imaginarlo. No puedes describir lo que se sintió dejar de sentir tus abrazos, dejar de contar contigo.

Descubrir que estoy y estaré sola. Porque sin ti, mi corazón siempre tendrá un agujero.

Es que ¿cómo lo vuelvo a llenar? Si mi corazón sigue llorando cada vez que te recuerdo, sigue sintiendo tu pérdida. 

Así que aquí estoy. Un año después, volviendo a desahogarme, con el mismo nudo en la garganta. Con el mismo pelo mojado, mientras caen las gotas para más o menos disimular mis lágrimas. 

Aquí estoy, aún escribiéndote en pasado.

jueves, 27 de enero de 2022

Hace tiempo no me sentaba solo para escribir,
es que el tiempo vuela dicen por ahí, y ni las aves pueden atraparlo.
Y siento que a medida que pasa el tiempo me voy quedando con menos palabras,
a veces en un día ya agoto la mayoría y no me quedan más para usar.

Y hoy mirando hacia los árboles me cuestiono la soledad, 
lo imponente y grande que se siente.
Aún con gente, aún con música, aún con ruido.
Y es que la muerte siempre susurra en tu oído
y te recuerda ese gran vacío que deja.
Ese rastro imborrable como una sombra que no desaparece ni en la oscuridad.

Y es que a veces deseo no sentir,  nada en absoluto, pero no es lo que me enseñaste.
Y aunque te extrañe, tengo que seguir como tú lo querías.
Que aunque no me viste crecer, graduarme, casarme o mudarme,
siempre te imaginé en el marco de la puerta,
con tu sonrisa coqueta y tu aroma que llenaba cada habitación.

Recuerdo que cuando te fuiste quedó un poco de tu perfume
y yo lo usaba para recordarte e imaginar que aún dormías conmigo
y en ocasiones importantes lo usaba para sentir tu compañía.
Pero hace años que se acabó, y no te encuentro en otros lados.

Y así están las cosas. A veces leo lo que he escrito hace tiempo
y siento que no he cambiado mucho,
sigo pensando igual y extrañándote tanto como el primer año,
aún después de diecinueve... 

Sigues siendo mi única destinataria, la que más deseo que me lea.
Así que por el momento seguiré mirando por la ventana,
imaginando tu perfume, imaginando tu silueta,
hasta el momento que vuelva a verte y a leerte cada una de las entradas
de este blog que lleva tu nombre.

domingo, 11 de abril de 2021

Te encontré cuando atravesaba una neblina sin final,
y me ayudaste a desvanecerla.
Pero no es la única manera en que me ayudaste,
A veces me pierdo y es ahí cuando me encuentras.
A veces me escondo del resto y aún así sigues mis pasos,
Sólo para recordarme que no estoy sola,
que aún tengo a alguien en quien recostarme.
Y no quiero que pase el tiempo.
Quiero recordar cada baile y cada risa por el resto de mi vida.
Que la vida se ha encargado de declararme la guerra,
y de hacerme saber que nada es eterno por ahora.
Que puedo perderte, o puedo perderme y nadie lo puede evitar.
Siempre dije que te amaría eternamente, y ese es el problema...
Ni la eternidad parece eterna.
Pero te prometo mi amor por el resto de los días,
aunque el por siempre no esté asegurado,
y aunque la vida nos juegue del otro bando,
prometo estar.
Devolverte un poco el favor, un poco el amor,
Y es que hay cierta nobleza en tus acciones
que ni yo puedo contrarrestar.
Pero este pequeño momento, lo llamaremos eternidad,
y disfrutaremos el hoy,
y disfrutaremos el mañana,
porque al menos, dentro de tanta locura,
nos encontramos.
Nos tenemos
y nos amamos.

 ¿Has sentido que ni el papel blanco lo puedes llenar?
Y tienes todo este remolino en tu cabeza y no puedes simplemente con una frase.
Y es que no soy buena con las fases, 
aún no supero la mayor ni la más pequeña pérdida,
y a veces me siento tan sola...

Tan lejos de lo que solía ser,
De esa niña con sueños diferentes, 
de esa niña a la que no le importaba mojarse sólo por disfrutar un poco de lluvia.
Pero todos cambiamos.

Y no es que me sienta sola,
es que me siento vacía,
me gustaría llenar un poco esta soledad que siento tras tu partida
y es que nadie ha podido llenarla.

Quizás soy solo yo quien deba,
nadie merece esta responsabilidad,
pero a veces siento que no puedo,
que no puedo sin ti.

Que si no estás para decirme que todo estará bien,
no me lo creo.
Que siempre voy a necesitarte,
por mucho que las personas quieran acercarse.

Por mucho que quiera sentirme diferente,
no puedo.
No sin tí.

Y es que tú hacías esa diferencia.
Cambiabas todo en mí y me gustaría habértelo hecho saber.

Me gustaría haber tenido más tiempo contigo...
Sólo para amarte más,
sólo para ver tu sonrisa un poco más de tiempo
y recordarla cuando la necesito.

 Y recordarte... cuánto lo necesito.

martes, 28 de abril de 2020

Te escribo nuevamente...

Recuerdo escribirte desde el día uno en que te perdí, era de noche y me senté en tu cama, que seguía oliendo a ti.
Y miraba toda esa ropa que ya nadie usaría, y ese perfume que deseé me durara eternamente... Tampoco me dejaron conservar tus cuadernos, y tus fotos las rompiste tú misma porque ya no eras la misma. 
Me pregunté cuanto tiempo duraría todo como estaba.
Me pregunté si podría usar tu maquillaje.
Me pregunté si las flores con las que hablabas sabrían que ya no escucharían tu voz nunca más.
Me pregunté si el cielo lloraba por tu ausencia de vida.
Y sigo preguntándome cómo es que todo alrededor se veía tan igual, cuando todo por dentro había cambiado.
Recuerdo que a veces me imaginaba tu risa solo para no olvidar aquella melodía... pero hoy he decir que la he olvidado.
También intentaba hacer los mismos bailes que hacíamos los domingos para no olvidar tu alegría, pero dieciocho años después, sigo sin poder hacer tus pasos.
Y sé que no soy la única que te extraña, no solo eras madre, sino también hermana, hija y esposa.
Pero quien te escribe ahora es tu hija, que nunca me sentí menos hija por perderte.
Solo me sentí un poco más sola en situaciones donde sé, serías la primera en dar pelea.
Y no me queda otra más que escribir al vacío, sabiendo que solo queda esperar.
Que el tiempo es dueño de las respuestas, y al parecer, de las cicatrices que la vida te deja.
Pero me gusta pensar que algún día volveré a recordar todo lo que he olvidado, y volveré a vivir todo lo que me perdí a tu lado.
Que si no hay un adiós, significa que aún no ha terminado.